Si echamos un primer vistazo al argumento de Cosas que Perdimos en el Fuego nos encontramos una emocionante historia sobre catarsis y recuperacion. Audrey vive un matrimonio feliz junto a su marido Brian, y sus dos hijos, Harper de diez años, y la pequeña Dory de seis. De pronto, Brian es asesinado por unos desconocidos y el mundo idilico de Audrey se deshace en pedazos. Una de las pocas cosas que distanciaban a la pareja, era la amistad que unia a Brian con Jerry, un viejo amigo de la infancia que se convirtio en abogado y que echo su carrera a perder al cambiarla por un sendero de autodestruccion, propiciado por una terrible adiccion a las drogas. Audrey nunca comprendio por que su marido fue la unica persona que no abandono a Jerry, cuando lo unico que le aportaba era dolor y sufrimiento. Y aqui es donde la historia adquiere un nuevo elemento tematico, que nos acompañara inevitablemente hasta el final del film: la amistad. Audrey, investiga en el pasado de su difunto marido y se interesa especialmente por la amistad que le unia con Jerry. Asi, quiza llevada por algun tipo de culpabilidad o por la acuciante necesidad de salir adelante, convierte a Jerry en el pilar principal en el que sostenerse en su camino de recuperacion. Le ofrece vivir en la casita que hay encima de su garaje y comparten juntos el dolor de la perdida de un amigo y de un marido. Aunque la linea que une a ambos es tan debil que siempre esta a punto de quebrarse, Jerry encuentra en la relacion con los niños de Audrey una razon para mantenerse alejado de la droga. ¿Les permitira el dolor que sufren permanecer unidos para salir adelante o todo se perdio con la muerte de Brian?