La pelicula del director barcelones Jaime Rosales dejo boquiabiertos a propios y extraños al imponerse a sobre todas las demas en la XXII ceremonia de entrega de los Goya. Las favoritas, El orfanato y Las trece rosas, se fueron a casa con siete y cuatro galardones cada una, aunque se quedaron sin los mas codiciados de la noche. De piedra se quedo el productor Jose Maria Morales cuando escucho a
Alejandro Amenabar pronunciar el nombre de
La soledad por tercera vez en la noche. Tres nominaciones y tres goyas (mejor pelicula, mejor director para Jaime Rosales - y mejor actor revelacion para Jose Luis Torrijos -) para una pelicula pequeña estrenada con mucha modestia y por la que muy pocas personas apostaban (de hecho su director, Jaime Rosales, apenas fue reconocido por los periodistas que aguardaban sobre la alfombra verde la llegada de los protagonistas de la velada). Es una grandisima sorpresa, muchas gracias por apoyar a un cine que desde la radicalidad de su mensaje busca la emocion y conectar con un publico, fueron las palabras de agradecimiento de un emocionado Jaime Rosales quien, tras recoger su galardon a mejor director, espero entre bastidores a que Alejandro Amenabar pronunciara el nombre del ultimo ganador de la noche.
El orfanato, una de las dos favoritas de la noche con 14 nominaciones, consiguio siete cabezones, incluidos los de mejor director novel para Juan Antonio Bayona y mejor guion original para Sergio G. Sanchez.
Las Trece Rosas tuvo que conformarse con cuatro premios, uno de los cuales fue a parar al actor Jose Manuel Cervino en la categoria a mejor actor de reparto.
Pero si la estupefaccion mas absoluta se apodero de los presentes con los premios de
La soledad, el Goya a mejor actriz para
Maribel Verdu fue uno de los mas aplaudidos de la gala. Tan esperado como incierto (la Verdu competia con durisimas rivales como Emma Suarez, Belen Rueda y su compañera de reparto Blanca Portillo), este Goya salda por fin la cuenta pendiente que esta gran actriz tenia con la academia del cine español: tras cinco nominaciones (
Amantes, La Celestina, La buena estrella, El laberinto del fauno y, por fin,
Siete mesas de billar frances), Maribel Verdu podra lucir un busto de Goya en algun rincon de su casa. Por fin, por fin. Me lo merecia. Es un gran colofon a un año espectacular, afirmaba sin falsa modestia la actriz, quien lloro desaforadamente entre bastidores (primero sola y despues abrazada a su gran amigo Jose Coronado de cuyas manos recibio el premio) y que en los proximos dias cruzara el charco para rodar Tetro a las ordenes de Coppola.
El premio al mejor interpretacion masculina se lo llevo el actor Alberto Sanjuan por su interpretacion del saxofonista Benito Lacunza en
Bajo las estrellas, un drama cuyo director, Felix Viscarret, subio al escenario a recoger el Goya a mejor guion adaptado.
Como siempre, el momento mas emocionante de la gala se vivio con el Goya de Honor, que este año recaia sobre
Alfredo Landa. El actor, quien se habia mostrado tremendamente locuaz con la prensa a su llegada, fue incapaz de articular palabra cuando llego el momento de subir al escenario a recoger su premio. Tengo tanto dentro... este Goya de Honor se lo debo a mi profesion que ha sido lo mejor de mi vida, lo que mas aprecio, acerto a pronunciar el actor navarro cuyo discurso entrecortado provoco el nerviosismo de organizadores y la desazon del publico asistente que le ovaciono puesto en pie en varias ocasiones para apoyar al emocionado actor que se despidio definitivamente con un adios y para siempre.
En el capitulo de las anecdotas, como siempre, es un menor el llamado a protagonizar la seccion. Despues de la inusitada (y un poquito repelente) madurez de la que hizo gala el año pasado la niña Ivana Baquero al recoger el Goya, por fin pudimos disfrutar de un niño que se comporto como lo que es, un niño, en la gran noche del cine español. El pequeño Roger Princep, de 8 años, atendia con desparpajo y espontaneidad a los periodistas al llegar emocionado a la gala. Cuatro horas mas tarde, bufaba y tiraba cansado de la manga de su madre cuando, finalizada la ceremonia y con una diminuta replica del Goya en la mano, seguia en la sala de prensa haciendo entrevistas.
Derrochando glamour Largas colas de famosos esperando para posar en el concurrido
photocall y largas colas en la mayoria de los modelitos que lucieron nominadas e invitadas sobre la alfombra verde. Espectacularmente elegante como casi siempre, Silvia Abascal que flotaba vaporosa con un vestido del diseñador italiano Roberto Cavalli; de Dior, muy elegante tambien, poso la actriz Barbara Goenaga, candidata al Goya a mejor actriz revelacion. El plateado fue uno de los colores favoritos de la noche. Lo eligieron Maribel Verdu, enfundada en un Alberta Ferretti de tirante asimetrico, Goya Toledo con un brillantisimo y reluciente Elie Saab de volantes y la novel Manuela Velasco, muy guapa con un palabra de honor drapeado de Carolina Herrera. La diseñadora venezolana fue tambien la elegida por una de las actrices mas esperadas: Belen Rueda, quien ya lucio un vestido de esta diseñadora cuando gano su Goya por Mar adentro. No le dio suerte esta vez pero fue una de las mas admiradas.