Buscando en el dolor La vida de Pietro Paladini, alto ejecutivo de una television, sufre un inmenso golpe el dia que pierde a su mujer y a la madre de su hija. Paralizado por el dolor y a la espera de un desmoronamiento que nunca llega, Pietro se refugia dentro de su coche y pasa los dias frente al colegio de la niña, buscando respuestas y nuevas prioridades para su vida. Por su coche iran desfilando varias personas de su vida que, aunque acuden a consolarle, acabaran contandole sus propias penas y preocupaciones, completamente rendidos ante su incomprensible estado de calma.

Moretti sin Moretti Nos hizo reir con Caro diario y llorar angustiosamente con la desgarradora La habitacion del hijo y, aunque esta vez, ha decidido no ponerse tras la camara, Caos calmo huele a Moretti por los cuatro costados. “Desde que lei la novela, pense que habria podido adaptarla para un guion cinematografico y que me habria gustado mucho interpretar a este personaje, pero nunca me vi dirigiendo esta pelicula”, explica el realizador, actor y director italiano Nanni Moretti que, efectivamente, en esta ocasion se ha limitado (y no es poco) a adaptar e interpretar la exitosa novela homonima de su compatriota Sandro Veronessi.

La pelicula, que consiguio 18 candidaturas a los Premios Donatello (los Goya italianos) de las que finalmente se materializaron tres (mejor actor secundario, mejor compositor y mejor cancion original), llego a las salas de cine precedida por una dura polemica originada por las iras vaticanas ante una torrida y larguisima escena de sexo. La controversia fue tal, que el encargado de los asuntos de juventud del Vaticano pidio publicamente a los actores que alegaran objecion de conciencia cuando se les pidiera interpretar escenas de sexo. Ignorando el predicamento que hasta ahora ha tenido el precepto vaticano entre los actores del mundo y polemicas a parte, la conculcacion del sexto mandamiento ante las camaras no deja de ser una mera anecdota en esta pelicula que, ademas de preceptos eclesiasticos, remueve entrañas y sentimientos. Y al fin al cabo, ¿no es eso lo que importa cuando vamos al cine?