Desde principios de los ochenta, los peque�os comercios propiedad de los chinos en la Isla de Reuni�n, han sido eclipsados por las grandes superficies comerciales y condenados al cierre. Aquellas tiendas populares eran un punto de encuentro para comprar, tomar algo y charlar; son la herencia com�n de las gentes de Reuni�n. A trav�s de la experiencia personal de su familia, la autora cuenta la historia del inmigrante chino en esta isla.